Las relaciones entre las personas parecen evolucionar hacia una despersonalización y cosificación. El otro no se percibe como ser humano con sentimientos sino cómo una fuente de gratificación, bienestar o placer.
Las interacciones con los demás las basamos en el aquí y ahora. Lo que yo necesito cómo un mecanismo de huida de otras realidades angustiosas.
Actualmente predomina el valor del individualismo por encima de valores de proximidad y acercamiento afectivo hacia los demás. Relacionarse con la despreocupación del otro provoca que uno capte la poca importancia de su ser , pues ya no se orienta hacia "el ser mejor cómo persona", sinó en dirección a potenciar los valores de hoy: el estatus y/o el aspecto físico.
En las parejas estas dinámicas se ven refejadas en conflictos como la falta de adaptación y el no saber renunciar al placer individual inmediato por el bien familiar a largo plazo. La cultura del Kleenex se deja entrever en las relaciones interpersonales y de pareja. Cuando no nos dan lo que buscamos, optamos por usar y tirar. El abandono del crecimiento personal y el cambio de valores está provocando inseguridades personales, base del incremento de los conflictos en parejas.